Sí, la historia de San Peregrino Laziosi es muy interesante y está estrechamente relacionada con la asistencia a personas con cáncer, ya que es el patrono de los enfermos de cáncer.

Historia de San Peregrino Laziosi

San Peregrino nació en Forlì, Italia, en 1265. En su juventud, fue un opositor activo de la Iglesia, llegando incluso a participar en movimientos rebeldes contra el papado. Sin embargo, su vida dio un giro radical cuando San Felipe Benizi, superior general de la Orden de los Siervos de María (Servitas), fue enviado a su ciudad para calmar las revueltas. Durante un enfrentamiento, Peregrino golpeó a San Felipe Benizi, pero este respondió con humildad y oración, lo que conmovió profundamente a Peregrino y lo llevó al arrepentimiento.

Movido por esta experiencia, Peregrino decidió cambiar su vida y, poco después, ingresó en la Orden de los Siervos de María en Siena. Llevó una vida de austeridad, dedicándose a la oración y al servicio de los enfermos y pobres.

Años más tarde, Peregrino desarrolló una grave enfermedad en la pierna, que los médicos diagnosticaron como un cáncer incurable, recomendando la amputación. La noche antes de la cirugía, Peregrino pasó horas en oración ante un crucifijo, implorando la ayuda de Dios. Milagrosamente, al despertar, su pierna estaba completamente curada, sin rastro de la enfermedad.

Tras este milagro, continuó su labor de servicio hasta su muerte en 1345. Su fama de santidad se extendió rápidamente, y en 1726, el Papa Benedicto XIII lo canonizó, proclamándolo patrono de los enfermos de cáncer y otras enfermedades graves.

San Peregrino y su Devoción

Hoy en día, muchas personas que padecen cáncer y otras enfermedades terminales recurren a San Peregrino en busca de fortaleza, sanación y consuelo. Su intercesión es considerada un símbolo de esperanza para quienes enfrentan el sufrimiento con fe.